
TODO: Contra todas las expectativas, este boletín y su editor analizaron la crisis militar en geordia desde una óptica objetiva y basándose en criterios objetivos, políticos, históricos y reales. Aunque publicamos esta nota (a beneficio de inventario) a modo de información para nuestros lectores, no olvidamos que Rusia hoy no es la URSS, pero ante una crisis internacional como la de Georgia, impulsada por el imperio de Bush y los traficantes de armas e instructores de Israel, recordé una frase muy inteligente y bastante apropiada para las circunstancias; LOS ENEMIGOS DE MIS ENEMIGOS SON MIS ALIADOS. ANDRÉS ALDAO
Giulietto Chiesa − Megachip
Occidente, tanto en su componente europeo como en el norteamericano, no acaba de comprender el profundo cambio que ha provocado en Rusia la llamada «crisis georgiana».
Digo llamada porque las palabras adecuadas para definir lo que ha ocurrido son otras: «ataque georgiano contra Rusia». No quiero decir con esto que todo se reduce a esa agresión insensata. Más bien creo que esta acción de Tsjinvali fue la clásica gota que colmó el vaso. Un momento tópico, fatal a su manera, en el que se pusieron bruscamente en evidencia muchas cosas que habían estado ocultas hasta entonces justo bajo la superficie. Un momento que rompe la continuidad y expone el estado de las cosas con cruda brutalidad. Debo muchas de estas impresiones a mi privilegiada posición de miembro del Valdai Forum, un grupo de discusión que existe desde hace años y permite a cierto número de expertos internacionales, «sovietólogos» de vieja y nueva data, politólogos y periodistas, estar en contacto directo con los principales dirigentes de Rusia, con un intercambio de ideas muy franco (garantizado por su carácter extraoficial) y abarcador. Tres horas el 10 de septiembre con Vladímir Putin, el primer ministro, en Sochi (Mar Negro) y casi otras tres el 11 con Dmitri Medvédev, el presidente, en Moscú, en un gran salón del GUM, justo enfrente del Kremlin. Y un entreacto bastante intenso, entre el primero y el segundo, con el ministro de Asuntos Exteriores, Lavrov. Dos hombres que intrigan al mundo entero, seguramente dos estilos. Pero ―pese a los esfuerzos que hicieron los colegas, sobre todo ingleses y estadounidenses, por evidenciar las diferencias, por saber «quién manda en el Kremlin»― una línea única, muy clara, muy neta, muy nueva. Era lo que cabía esperar, dado que Putin y Medvédev, aunque sabían perfectamente lo que les iban a preguntar sus invitados extranjeros, aunque tenían claro que iban a la caza de los deslices de uno u otro, de las diferencias de acento, de tono, se sometieron a la prueba en rápida sucesión, muy seguros de sí mismos. Resumo algunos de los pasajes cruciales, cumpliendo el pacto de no hacer citas literales, pero respetar el sentido general de lo escuchado. Este es uno de ellos, de Dmitri Medvédev: «El 8 de agosto fue para nosotros el fin de las ilusiones que nos hacíamos con Occidente». El espíritu de lo que había dicho Putin unas horas antes era idéntico. La argumentación no podía ser más clara. Tras el desmoronamiento de la Unión Soviética ―dijeron ambos―, por muchas razones bien sabidas, Rusia fue débil, vacilante. El 11 de septiembre y en los años siguientes soportamos con dificultad la presión ejercida sobre nosotros y contra nosotros por los vencedores de la Guerra Fría. La padecimos no sólo por ser débiles, sino también porque nos hacíamos ilusiones con Occidente, con sus libertades, con su sinceridad. Así tuvimos que soportar la continua y para nosotros incomprensible extensión de los límites de la OTAN. Nos la colocasteis delante de las narices, incluso dentro de unas fronteras que habían sido de la URSS, pero también de la Rusia anterior a la revolución. Protestamos, pero no reaccionamos. No podíamos. Luego llegó el 11 de septiembre y os echamos una mano en la lucha contra el terrorismo internacional, para acabar descubriendo que EEUU colocaba bases y contingentes en varios países de Asia Central. Mientras tanto el área de influencia estadounidense se extendía por Georgia y Ucrania, es decir, muy lejos de las fronteras de EEUU y muy cerca de las nuestras. Se desencadenaron dos guerras en Afganistán e Iraq, y nosotros no nos entrometimos. Con Irán echamos una mano. Pero en Serbia los occidentales intervinieron sin cortapisas, contra Belgrado pero también contra nosotros, haciendo caso omiso de nuestras protestas e incumpliendo el pacto de que no se pondría en discusión la soberanía servia sobre Kosovo. Este incumplimiento de los pactos ―dijo Medvédev― se ha repetido demasiadas veces desde el fin de la Guerra Fría. Si los dirigentes soviéticos que acordaron la retirada del 89 hubieran sido más exigentes (alusión muy crítica a Gorbachov, sin nombrarle), habrían pedido que se firmase el compromiso de no ampliar la OTAN. Pero el compromiso existió, aunque no se puso por escrito. Incluso después de la guerra de la OTAN contra Yugoslavia, permanecía el compromiso de no reconocer unilateralmente la secesión de Kosovo. Luego, junto a las provocaciones de los dirigentes ucranianos y georgianos, se instalan más misiles en Polonia y un radar en la República Checa, que penetrará profundamente, sin ningún derecho, en el territorio ruso. Hasta que llegó la ofensiva de Saakashvili contra nuestras fuerzas de interposición que estaban en Osetia del Sur con todo derecho.

Es evidente que haremos todo lo posible por impedir tal desenlace. Si alguien se indigna porque lo decimos, si pone el grito en el cielo porque queremos limitar las iniciativas de un país soberano fronterizo con nosotros, entonces (Medvédev y Putin al unísono) os preguntamos: ¿por qué EEUU puede presionar a Kíev para que entre en la OTAN, si está a miles de kilómetros de distancia, y nosotros, en cambio, no podemos velar por nuestra seguridad? Palabras claras y duras, difíciles de rebatir. No darles la debida importancia equivale a acrecentar el peligro de una guerra en el centro de Europa. Ha llegado el momento de la máxima responsabilidad y el máximo realismo. En esto coinciden ambos.
Traducido por Juan Vivanco
Fuente: http://www.megachip.info/modules.php?name=Sections&op=viewarticle&artid=7853
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