17 julio 2008

HA LLEGADO LA HORA PARA MARWAN BARGHOUTI?



Varios procesos paralelos de negociación están teniendo lugar en Medio Oriente. El conocido entre Israel y la Autoridad Palestina; el de Siria e Israel, a través de Turquía; el del presidente de la Autoridad Palestina y Hamás en Ramallah; el del interior de la política israelí; el de la mediación de Egipto para que Israel llegue a un acuerdo con Hamás; el de Líbano con Israel por la liberación de los secuestrados. Estos son los hechos. La pregunta es si se puede avanzar más allá.

Por Ricardo Israel Zipper

Varios procesos paralelos de negociación están teniendo lugar en Medio Oriente. En primer lugar, el conocido entre Israel y la Autoridad Palestina, hasta el momento sin mayores avances. En segundo lugar, Siria e Israel están negociando a través de Turquía, a un ritmo adecuado aunque sin prisa, a pesar de la operación comando que destruyó una instalación nuclear en territorio sirio. Israel sabe que el precio a pagar es la devolución de los Altos del Golán, y a cambio espera que Siria deje de ser el intermediario de Irán en la región, y que cese el apoyo militar y político a Hezbollah y Hamás.
En tercer lugar, el presidente de la Autoridad Palestina se ha reunido con una delegación de alto nivel de Hamás en Ramallah, haciendo públicas las tratativas entre ambos grupos.
En cuarto lugar, al interior de la política israelí se negocia el futuro del gobierno, tanto en las posibles elecciones internas de Kadima, como del gobierno con el laborismo por un lado, y los religiosos del Shas por el otro.
En quinto lugar, con la mediación de Egipto, Israel llegó a un acuerdo con Hamás, lo que incluye, según el jefe de Inteligencia Yuval Diskin, la liberación de presos con las manos manchadas de sangre. Según este acuerdo, desde Gaza debe interrumpirse el lanzamiento de cohetes contra Israel y este país deberá suspender operaciones militares y levantar progresivamente el bloqueo. Nada menos que Farré al-Numi, vocero del grupo islamista en Gaza, anunció que quien viole el alto al fuego será considerado legalmente responsable por afectar un acuerdo de interés nacional para los palestinos. Que no va a ser fácil, lo demostró el hecho de que las Brigadas de Los Mártires de Al-Aqsa vinculadas a Al-Fatah dispararon cohetes a las comunidades del sur de Israel la última semana de junio.
En sexto lugar, paralelamente a lo anterior, se mantienen las conversaciones con Hamás a través de Egipto para la liberación del secuestrado soldado Guilad Shalit.
En séptimo lugar, en el caso de Líbano, la muestra de poder que hizo Hezbollah en la reciente crisis interna de su país, convenció a Israel sobre la negociación de la liberación de presos de ese movimiento a cambio de los restos de israelíes.
Estos son los hechos. La pregunta es si se puede avanzar más allá de lo descrito.
SOLUCIÓN POLÍTICA, NO MILITAR
Y aquí figura el gran problema: la gran debilidad de muchos de los actores. Así, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, está enfrentando varias acusaciones de corrupción, incluyendo investigaciones policiales que podrían llevarlo a la cárcel. En el caso palestino, la división es total entre la Autoridad Palestina (secular) y Hamás (islamista), con un control correlativo de la Franja Occidental y de Gaza, respectivamente. Por su parte, Estados Unidos enfrenta el ciclo terminal y la gran impopularidad de George Bush; y Líbano recientemente pudo haber regresado, ofensiva de Hezbollah mediante, a la guerra civil que duró entre 1975 y 1990.
Quien aparece como más sólido es el menos democrático de todos los actores, cual lo es el gobierno de Siria, pero enfrenta el tema de su aislamiento internacional, su cercanía a Irán y la obsolescencia de su equipo militar, por lo que por sí sola no puede imponer ningún acuerdo, mas allá de su intervención en la política interna de Líbano.
La ventaja de la actual situación es que todos parecen entender que la solución es política más que militar, y que debe darse en el contexto de un gran acuerdo regional, donde Israel cuenta con el visto bueno de países árabes sunnitas como Egipto, Jordania, y sobre todo, Arabia Saudíta, hoy más temerosos del poder nuclear que podría adquirir el Irán shiita que de Israel.
El problema, como decíamos, es que la mayoría de quienes encabezan esta visión de un acuerdo político, cuentan en sus respectivos pueblos con escaso apoyo.
EL POSIBLE INTERLOCUTOR QUE BUSCA ISRAEL
En este escenario ¿qué o quién puede ayudar? Y ahí me surge el nombre de Marwan Barghouti, el ex militante de Al-Fatah que creara la Brigada de los Mártires de Al-Aqsa y que adquiriera notoriedad, tanto durante la primera como durante la segunda Intifada. Desde el 2004 cumple condena como autor intelectual de cinco asesinatos, según las cortes israelíes.
De quienes están en prisión, Barghouti es indudablemente el más conocido, y ha demostrado su influencia en una serie de actos políticos de resonancia al interior de los palestinos, sobre todo durante la virtual guerra civil entre Hamás y la Autoridad Palestina.
Barghouti tiene la rara cualidad de ser considerado tanto un negociador político que se crió durante la ocupación israelí a diferencia de quienes llegaron desde el exilio tunecino, como un combatiente por quienes están por la vía armada.
Además, fue un fuerte crítico de Yasser Arafat y de la corrupción que trajo consigo su estilo de liderazgo.
Después de estos acuerdos con Hamás y Hezbollah su manutención en prisión ha perdido mucho de su sentido, y su liberación podría ser un gesto que ayudaría a encontrar al interlocutor del que carece hoy Israel entre los palestinos, es decir, alguien que puede actuar de puente entre los distintos grupos.
CUESTIÓN DE CARISMA
¿Garantía de éxito? Por cierto ninguna. Pero parece ser la única figura entre los palestinos con las cualidades que Israel buscó en su minuto en Arafat: el carisma como para llegar a un acuerdo que signifique el reconocimiento de Israel y el surgimiento de un Estado palestino.
El fracaso fue total con Arafat, quien esencialmente prefirió continuar siendo el líder guerrillero y no un gobernante, pero parece que hoy se dan las condiciones para insistir en alguien que tenga el respeto de la calle palestina como para negociar pragmáticamente con Israel, ya que líderes envejecidos como Mahmud Abbas parecen tener la voluntad, pero no el respeto de quienes tienen las armas.

La fuente: Ricardo Israel Z. es catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Chile y dirige el Centro Internacional para la Calidad de la Democracia y la Escuela de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chile. Su artículo se publica por gentileza de Safe Democracy Forum (Foro para un Mundo en Democracia).

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