17 mayo 2008

''EL TERRORISTA FUE NEUTRALIZADO''

''EL TERRORISTA FUE NEUTRALIZADO''

Jihad Shaar era un joven palestino que fue asesinado por soldados israelíes en una parada de taxis de Belén, cuando iba en camino de la Universidad. Aunque los testigos afirman que no medió provocación alguna por parte del joven a los soldados de una patrulla, el ejército cerró el caso sin investigación, acusando a Jihad de haber querido agredir a los militares con un cuchillo. El autor, periodista israelí, reconstruye el incidente.

Por Gideon Levy

El taxi a Belén se retrasó, y Jihad estaba de pie, esperando junto a la polvorienta parada de taxis. Iba en camino de la Universidad Abierta de Belén para matricularse en el próximo año escolar. Su padre dice que no había decidido qué quería estudiar. Tal vez estuviera pensando en eso mientras permanecía de pie en la parada, expuesto al sol abrasador.
¿Qué estaría pasando por las cabezas de los soldados que le pegaron implacablemente, con una porra, con la culata de un rifle y dándole puntapiés en la cabeza para que muriera? ¿Es posible que intentara atacarlos con un cuchillo, aunque dos testigos presenciales no lo vieron? ¿Aun cuando lo hiciera, por qué los soldados siguieron pegándole, incluso después de ser puesto sobre el suelo, inconsciente y quizás también atado, como nos dijo un testigo? ¿Y qué tipo de conducta monstruosa es ésa de esposar al desolado padre, y dejarlo en el piso, delante del cuerpo agozinante de su hijo? Sobre todo, ¿por qué se apresuraron las Fuerzas de Defensa Israelíes a cerrar este grave incidente, "después de una investigación inicial" en la que nadie interrogó a los testigos y se concluyó que "los soldados actuaron apropiadamente?"
Las fotografías de la muerte de Jihad Shaar parpadean en la pantalla del ordenador: La cara golpeada y tranquila de un hombre joven con tres agujeros en su cráneo, delante y atrás. También una foto del desconsolado padre, Khalil, obrero en una fábrica de Belén que produce recuerdos en madera de olivo. Sus manos están atadas a la espalda y arrodillado en el suelo, su cara irradia dolor refrenado y humillación, y el soldado, de pie a su lado, empuña el arma; todo esta documentado en la pantallar. Las casas de piedra al borde del desierto, en el pueblo de Tekoa, en una ladera de la montaña frente al yacimiento arqueológico de Herodion y también del asentamiento judío Tekoa. Esta área es normalmente tranquila, con la excepción de las molestas patrullas del ejército israelí.
Khalil, con trazas de luto en su cara, es un hombre afable y tranquilo. Dicen que su hijo también era así. El día después del incidente, la prensa israelí afirmó que Jihad era mentalmente inestable, quizás inclusive disminuido. Es todo una maquinación. El año pasado Jihad estudió duramente para mejorar su examen de graduación y ahora se suponía que se matricularía en el campus de Belén de la Universidad Abierta de Al-Quds.
El viernes 27 de julio la familia se despertó como de costumbre. La madre iba de visita familiar y Jihad planeó viajar a la universidad. Nada en la casa evidenciaba lo que iba a tener lugar poco tiempo después. Jihad, como el resto de su familia, nunca había sido arrestado.
A las 9.30 de la mañana, Jihad abandonó la casa y caminó varios cientos de metros hasta la parada de taxis en la carretera de Belén. Su padre, que estaba en casa, dice que Jihad no se llevó nada consigo. Pero el Hummer blindado ya estaba apostado al lado de la carretera, a varias docenas de metros de la parada de taxis. Casi siempre hay un Hummer apostado allí, un tipo de bloqueo de carreteras sorpresa para los residentes del pueblo, donde los soldados verifican papeles, atormentan y humillan, y mantienen el debido orden en la carretera.
Como Jihad estaba de pie solo en la parada, los soldados, al parecer, lo llamaron para que se les acercara. El policía palestino Musa Suleiman iba en aquel momento en un taxi a Belén que estaba acercándose a la parada. Suleiman vio a Jihad que caminaba "a paso normal, de una manera que no despertó ninguna sospecha", hacia los soldados. Dice que Jihad no tenía nada en sus manos.
Un soldado estaba de pie al lado de la puerta del conductor del Hummer y otros tres soldados estaban sentados dentro. Cuando Jihad llegó al Hummer, Suleiman dice que vio al soldado tomar a Jihad por la camisa y tirarlo fuertemente detrás del vehículo. Suleiman, que ya estaba aproximadamente a 20 metros del vehículo, dice que, posiblemente, surgió una discusión entre Jihad y el soldado que lo agarró por la camisa, que derivó en un forcejeo violento entre los dos. Unos segundos después los vio a los dos en el suelo.
Fue cuando los otros tres soldados salieron del Hummer. Suleiman oyó dos tiros. Los cuatro soldados, según Suleiman, empezaron a pegarle a Jihad, que yacía en el suelo. Usaron cachiporras de madera y la culata del fusil, al tiempo que Jihad trataba de protegerse la cabeza con las manos. Eso fue todo lo que Suleiman vio, porque el taxi en el que viajaba pasó entonces despacio por el Hummer.
Cuando el taxi se había alejado unos metros del área de la paliza, retrocedió para ver lo que estaba pasando tras el Hummer. Suleiman dice que los soldados continuaron pegándole a Jihad. Vio las porras impactar por lo menos dos veces en su cabeza. "Sentí que eran golpes mortales", dice el policía. Cuenta que Jihad ya no se movió. Suleiman se apresuró a ir a la casa de Jihad para alertar a su padre: "Venga rápidamente, los soldados le están pegando a su hijo". Acompañado por Suleiman, se apresuró en dirección de la parada.
Cuando se acercaron al área, los soldados les apuntaron sus armas y les ordenaron que se fueran. Uno de los lugareños que había llegado , que habla hebreo, intentó explicarles a los soldados que Khalil era el padre del joven al que golpearon y que sólo quería saber qué le había pasado a su hijo. Y entonces el soldado le dijo: "Dígale que su hijo ya está muerto."
Entonces los soldados esposaron a Khalil a la espalda, y lo pusieron en la carretera, el Hummer lo separaba del cuerpo de su hijo, mientras perseguían a los otros dos hombres lejos del lugar. Entretanto, llegaron más fuerzas, junto con una ambulancia militar cuya dotación intentó, al parecer, salvar la vida de Jihad. Después de aproximadamente 40 minutos durante los cuales estuvo sentado al sol, dice Khalil, un funcionario de la Administración Civil, Taysir, llegó y pidió que los soldados liberaran de sus esposas al padre y le dijo que su hijo había sido enviado al cercano hospital de Beit Jala.
El funcionario de la Administración Civil le preguntó a Khalil: "¿Por qué su hijo hizo esto?" El padre contestó: "Mi hijo estaba de camino a la universidad". El funcionario: "Su hijo dio problemas a los soldados y sacó un cuchillo de cocina". Khalil le dijo al funcionario: "Mi hijo no salió de casa con un cuchillo. Muéstreme el cuchillo, estoy familiarizado con los cuchillos de nuestra cocina."
"¿Usted quiere ver el cuchillo?", le preguntó el funcionario, que inmediatamente se retractó de su oferta: "La Policía Militar ya ha retirado el cuchillo del lugar". Khalil no vio el cuchillo.
Taysir le dijo a Khalil que Jihad estaba gravemente herido. Khalil llamó a su hermano y juntos se dirigieron rápidamente hacia el hospital. En el camino fueron retenidos de nuevo, en el mismo lugar donde su hijo fue asesinado. Sólo después de unos 10 minutos les permitieron continuar, tras la intercesión de uno de los soldados que había visto a Khalil anteriormente en el área y lo reconoció.
Jihad había sido evacuado del lugar de los hechos aproximadamente a las 11.15. Poco tiempo después su padre llegó al hospital. Pero el cuerpo de su hijo sólo alcanzó Beit Jala hacia las 3 de la tarde aproximadamente. El funcionario de la Administración Civil le había dicho al padre que su hijo estaba "gravemente herido"", pero el soldado le había dicho anteriormente que Jihad había muerto, y por consiguiente Khalil no tenía ninguna esperanza de ver de nuevo a su hijo vivo. Habla sobre todo en un asombroso tono de aceptación y autocontrol.
Cuando el cuerpo llegó al hospital, los médicos lo examinaron. Determinaron que a Jihad no le habían disparado, sino que fue golpeado hasta morir. Descubrieron los tres agujeros superficiales en su cabeza y varios golpes en otras partes del cuerpo, principalmente alrededor de las caderas. El cuerpo fue enviado para una autopsia a Abu Dis, y después se trajo para el entierro; el entierro fue muy concurrido. Varios residentes del pueblo dicen que cuando empezaron a cavar la tumba, un Hummer de una patrulla de fronteras llegó al pueblo y sus ocupantes, en árabe y mediante un altavoz, dijeron: "Jihad está muerto. Que Alá tenga misericordia de él y de la c... de su madre."
El vocero de las Fuerzas de Defensa Israelíes, esta semana: "El 26 de julio, en el transcurso de la actividad operativa de una patrulla de las FDI cerca del pueblo de Hirbet al-Dir, al este de Belén, un palestino armado con un cuchillo se acercó a la patrulla e intentó atacar a uno de los soldados. En respuesta, el soldado disparó al terrorista y lo alcanzó en la parte baja de su cuerpo. Después de que el palestino continuó con sus intentos por apuñalar al soldado, otro soldado que estaba presente fue obligado a usar una porra para neutralizar al terrorista. Al terrorista palestino, que estaba gravemente herido, se le dio tratamiento médico en el lugar por efectivos de las FDI y al final fue declarado muerto."
Unos cipreses han sido plantados al pie de la ladera del lugar donde Jihad fue asesinado. Algunas descoloridas manchas de sangre todavía son visibles en el suelo. La parada de taxis está desierta. Un Hummer nos observa desde la colina que domina la carretera. Ascendemos la colina y sobrepasamos el Hummer, cuyos ocupantes, cuatro soldados con anteojos de sol, están riéndose entre ellos. ¿Son estos los soldados que mataron a Jihad? ¿Son de la misma unidad?
En una hermosa casa de piedra con colmenas en el patio desde las que se ve la parada de taxis y el lugar del asesinato vive otro testigo ocular, Nur Harmas. El día del incidente, ella despertó por el ruido del motor del Hummer, allá abajo. Harmas dice que vio a un hombre joven en la parada, esperando. Ella fue adentro y empezó a hacer las cosas de la casa. Después de unos 15 minutos oyó un ruido sordo. Miró desde la ventana y vio la parada vacía. Jihad ya no estaba allí de pie. Un ciprés esconde el lugar donde el Hummer estaba estacionado.
Harmas se apresuró a su alcoba, abrió la puerta del balcón, desde el cual puede verse el lugar donde estaba el Hummer. "Vi al joven que yacía en tierra, con sus manos esposadas en la espalda y tres soldados de pie alrededor de él, uno de ellos dándole patadas en la cabeza. En el momento en que vi esto, me apresuré a pedir ayuda a los vecinos". Se lo dijo al primo de su marido, que rápidamente bajó para ver qué le estaban haciendo a Jihad.
Karim Jubran, investigador de B'Tselem (el Centro Israelí de Información para los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados), saca de su cartera un par esposas de plástico blanco que encontró en el lugar del incidente. ¿Fue esposado Jihad en el momento en que los soldados lo golpearon hasta matarlo? ¿O estas esposas eran con las que los soldados esposaron al desconsolado padre, delante del cuerpo de su hijo? ¿Representa esto una diferencia?

La fuente: El autor es periodista del diario israelí Haaretz (Tel Aviv). La traducción del inglés pertenece a Sam More para elcorresponsal.com.

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