07 enero 2008

Disculpas en Kafr Qasem

Recientemente, el presidente israelí se disculpó por la matanza de 47 árabes israelíes de la aldea de Kafr Qasem, ocurrida en 1956. La mayoría de los israelíes todavía encuentra difícil de reconocer su responsabilidad histórica por el problema de los refugiados palestinos. La visión sionista está basada, entre otras cosas, en la asunción de que sus necesidades no fueron causa de injusticia para nadie. Esta ficción histórica es muy dañina porque hasta tanto no nos convenzamos de haber tenido responsabilidad en la tragedia palestina, no tendremos ninguna razón real para intentar corregir la injusticia.

Por Tom Segev

El 29 de octubre de 1956, poco después de las 5 de la tarde, varias docenas de residentes de Kafr Qassem regresaban a sus casas del trabajo, ignorando que un toque de queda había sido declarado tras la Campaña del Sinaí. La policía fronteriza los alineó y los fusiló: 47 personas, árabes, ciudadanos de Israel.

El monumento erigido para ellos también perpetúa la memoria de un hombre mayor que murió cuando era informado de que su hijo estaba entre las víctimas del fusilamiento y el feto que una de las mujeres asesinadas llevaba en su vientre. Algunas otras personas resultaron heridas. La matanza fue parte de un plan de contingencia para expulsar a los habitantes del pueblo a Jordania.

Al principio, las autoridades intentaron acallar las noticias a través del censor militar. Shimon Peres, ahora presidente de Israel, era por entonces director general en el Ministerio de Defensa. Sólo unos seis sobrevivientes de la matanza todavía están vivos. La mayoría de los 18.000 habitantes del pueblo nació después de la matanza, y de ellos el 15 por ciento tiene algún parentesco con las víctimas. Ellos viven con la herencia de la matanza como un elemento importante en sus identidades.

La semana última, el presidente Peres fue a Kafr Qasem -su oficina dijo que era para honrar la fiesta de Id al-Adha (n.de la r: festividad central del calendario litúrgico musulmán). Peres eligió cuidadosamente sus palabras cuando aludió a la matanza en una declaración que alaba la paz: "He escogido visitar Kafr Qasem -dijo-, donde en el pasado ocurrió un incidente muy serio, que nosotros sentimos profundamente" y destacó que "hoy hay cooperación y una vida de paz entre judíos y árabes". El alcalde de Kafr Qasem, Sami Issa, interpretó esas palabras como un pedido de disculpas. "Nosotros sentimos y nosotros nos disculpamos es la misma cosa", dijo. Hablando con líderes locales, Peres también usó la palabra disculpa. Según el vocero del presidente, Peres es el primer jefe de Estado israelí que se disculpó por la matanza.

Los pedidos de disculpas por injusticias históricas y gestos de conciliación nacional se han vuelto un fenómeno bastante común en varios lugares en los recientes años, de Sudáfrica a la Argentina. Para evaluarlos correctamente debemos examinar hasta qué punto expresan un remordimiento sincero y un verdadero reconocimiento de responsabilidad. También debemos examinar hasta qué punto las lecciones han sido aprendidas. El caso israelí no es inequívoco.

La matanza de Kafr Qasem sacudió al país y dio lugar a un debate público con cuestionamientos básicos relacionados con la moralidad y la democracia. Doce años después del fin de la Segunda Guerra Mundial esta discusión tuvo lugar con el telón de fondo del Holocausto. Los asesinos fueron expuestos al debate público. Benjamín Halevi, que más tarde fue uno de los magistrados en el juicio a Adolf Eichmann, preguntó a uno de los acusados si justificaría a un soldado nazi que obedeció las órdenes de sus superiores. El juicio habilitó a cada soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel a asumir la obligación de negarse a obedecer una orden "descaradamente ilegal" como la de asesinar a civiles.

Sin embargo, no mucho tiempo después de que los responsables fueron declarados culpables y sentenciados a prisión, los asesinos fueron liberados, y unos años después el gobierno militar revocó las condenas. Las Fuerzas de Defensa de Israel no están haciendo lo suficiente para estimular en sus soldados la obligación a negarse a obedecer una orden descaradamente ilegal; está actuando con determinación en contra de la objeción de conciencia.

En las décadas siguientes a la matanza de Kafr Qasem, soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel han matado a miles de palestinos inocentes, la inmensa mayoría de ellos en la Franja de Gaza y Cisjordania. Algunas veces también han matado a manifestantes árabes de ciudadanía israelí. Hasta el momento los árabes de Israel no son ciudadanos con igualdad de derechos del igual, e Israel insiste en que no quiere ser un estado de todos sus ciudadanos sino un estado "judío y democrático". Los representantes gubernamentales no participan en el servicio conmemorativo anual por la matanza de Kafr Qasem, pero la disculpa del presidente probablemente será mencionada algún día como un primer paso hacia una declaración histórica de reconciliación entre judíos y palestinos.

La mayoría de los israelíes todavía encuentra difícil de reconocer su responsabilidad histórica por el problema de los refugiados palestinos. La visión sionista está basada, entre otras cosas, en la asunción de que sus necesidades no fueron causa de injusticia para nadie: si los árabes abandonaran sus anhelos nacionalistas y aceptaran el cumplimiento de nuestro sueño, sería bueno para todos, incluso para ellos.

Esta ficción histórica es muy dañina porque hasta tanto no nos convenzamos de haber tenido responsabilidad en la tragedia palestina, no tendremos ninguna razón real para intentar corregir la injusticia. Ésta es la importancia de reconocer nuestra responsabilidad. Cuando llegue el día de hacer pública una declaración histórica de reconciliación, será posible recordar la disculpa de Peres por la matanza de Kafr Qasem y la principal lección que surgen de ella: No lastima pedir perdón.

La fuente: Haaretz (Tel Aviv, Israel). La traducción del inglés pertenece a Sam More para elcorresponsal.com.

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