26 noviembre 2007

Halcones sobre Anápolis

La Conferencia de Anápolisis también se presenta como el escenario en el cual dirimirán espacios de poder los neoconservadores norteamericanos, que intentarán frustrar las conversaciones, y el ala más pragmática de la Casa Blanca.

Por Jim Lobe

Pese al casi universal escepticismo sobre las reales perspectivas de relanzar un serio proceso de paz para Medio Oriente en la cumbre de la semana próxima en la ciudad estadounidense de Anápolis, un grupo de neoconservadores intenta frustrar las conversaciones.


Personalidades de línea dura del American Enterprise Institute (AEI) y del Freedom Watch, campaña liderada por miembros de la Coalición Judía Republicana, lanzaron una ataque contra la reunión de alto nivel de la próxima semana, pues temen que tenga como resultado más presión a Israel para que haga concesiones territoriales.


El ataque, que se produce en medio de crecientes temores de los neoconservadores de que el presidente estadounidense George W. Bush se vuelque más hacia los "realistas" -el ala más diplomática en el gobierno- que a los "halcones" –el ala más belicista--, está dirigido principalmente contra la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, más que al propio mandatario.

Rice ha dedicado tiempo y fuerzas sin precedentes para viajar en los últimos meses a Medio Oriente, con el fin de procurar un acercamiento entre el primer ministro israelí Ehud Olmert y el presidente palestino Mahmoud Abbas que permita un acuerdo marco para llegar a la llamada "solución de los estados". La secretaria de Estado dijo confiar en lograr esa meta antes de que Bush abandone su cargo en enero de 2009.

"Las partes han dicho que harán esfuerzos para concluir un (un acuerdo final de paz) durante la administración de este presidente, y no es secreto que eso significa dentro de un año", dijo Rice a periodistas, subrayando que la reunión del 27 de este mes en Anápolis está destinada a lanzar un intenso esfuerzo de negociación para los próximos meses.

"Eso es lo que intentaremos. Nadie puede garantizarlo. Lo único que puedes hacer es hacer tu mejor esfuerzo", añadió.

Pero ese esfuerzo es anatema para los neoconservadores de línea dura, cuya presencia en el gobierno de Bush ha disminuido en los últimos dos años pero que mantienen influencia sobre todo a través del vicepresidente Dick Cheney y miembros clave de la Casa Blanca, en particular el número dos del Consejo de Seguridad Nacional, Elliott Abrams.

De hecho, entre los más prominentes halcones que se oponen a la reunión de Anápolis, a la que han sido invitados altos funcionarios y diplomáticos de 46 países y grupos multilaterales, se destaca David Wurmser, quien hasta agosto se desempeñaba como principal consejero de Cheney sobre Medio Oriente. Su oposición al abortado proceso de paz de Oslo data de inicios de los 90.

En un almuerzo con la prensa el lunes organizado por el derechista Proyecto Israel, Wurmser, ex director del programa para Medio Oriente del AEI, señaló que este es el peor momento para que el gobierno de Bush inicie un proceso de paz palestino-israelí, sobre todo considerando la importancia y las nuevas amenazas a los intereses de Estados Unidos, como Corea del Norte, Irán, Irak, Siria y Venezuela.

"Simplemente envía la señal equivocada", dijo, subrayando que, contrariamente a los argumentos de Rice y de los demás realistas, cualquier presión a Israel para que haga concesiones en este momento sólo fortalecerá a Irán y debilitará a los aliados árabes sunnitas de Washington en la región, que el gobierno de Bush propone convocar en una coalición contra Teherán.

Mientras Wurmser es quizás el más reciente ex alumno de la administración de Bush que habla públicamente contra Anápolis, otros neoconservadores de línea dura cercanos al ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu (1996-1999) también la emprenden contra el esfuerzo de paz.

La vicepresidenta para Estudios sobre Política de Defensa y el Exterior del AEI, Danielle Pletka, publicó una columna en el periódico The New York Times la semana pasada acusando a la administración de imitar las políticas del ex presidente Bill Clinton (1993-2001), sobre todo en lo que tiene que ver con Corea del Norte y con el proceso palestino-israelí.

Pletka afirmó que Abbas era "ineficaz" y lo acusó de "fingir". Además, criticó a Rice por supuestamente haber "pedido consejo no sólo a Bill Clinton, sino también a Jimmy Carter", premio Nobel de la Paz y presidente entre 1977 y 1981, criticado por los neoconservadores por su último libro "Palestine: Peace Not Apartheid" (Palestina: paz, no apartheid).

Por su parte, Bret Stpehens, columnista del diario The Wall Street Journal, también vinculó los esfuerzos de paz de Rice con Carter, aunque omitiendo que fue ese ex presidente quien forjó los acuerdos de paz de Camp David en 1978 entre Israel y Egipto.

Mientras, el presidente del Centro para Políticas de Seguridad, Frank Gaffney, también publicó una columna en The Washington Post en la que calificó a Rice de "fanática que perdió todo sentido de la realidad", y llamó "organización terrorista" al partido palestino Al Fatah, de Abbas, y lo incluyó entre otros grupos "neofacistas" como "Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica), Hezbollah, Al Qaeda y los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Iraní".

"De esto sólo puede resultar un estado palestino. El fanatismo de Rice es una daga dirigida contra el corazón de Israel, y permitirá la creación de un nuevo y seguro refugio para el terrorismo, que combate a Estados Unidos y a otras naciones de Occidente", escribió Gaffney.


La fuente: Agencia de noticias IPS

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