Moscú dificulta la tarea de periodistas críticos en vísperas electorales
PILAR BONET - Moscú -
Las medidas de intimidación y castigo, las presiones y la censura contra los periodistas independientes o críticos se incrementan en Rusia a medida que se aproximan las elecciones parlamentarias y presidenciales que se celebrarán respectivamente en diciembre de 2007 y en marzo de 2008. Varios casos ocurridos en los últimos días provocan seria preocupación en medios nacionales e internacionales. Por sus eventuales repercusiones, el más grave es el que puede dejar a la Asociación de Periodistas de Rusia (APR) sin sus locales en Moscú. La APR, que tiene cerca de 100.000 socios, es una organización crítica que ha estado a la cabeza de la defensa del derecho de la libertad de información y expresión.
El pasado 15 de mayo, el Comité de la Propiedad Estatal de Rusia ordenó a la APR que desaloje unos locales que ella misma financió durante la época soviética y que ocupa en virtud de un decreto firmado en 1998 por el presidente Borís Yeltsin. La APR atribuye la perentoria exigencia de los gestores de la propiedad estatal al deseo de transferir las dependencias ocupadas por la asociación al canal de televisión Russia Today, un medio de propaganda creado por el Kremlin para mejorar la imagen del país en el extranjero. El canal, que emite en inglés desde 2005, lo hace en árabe desde este año y emitirá próximamente en español. Actualmente, la APR comparte el edificio en litigio con la agencia de información gubernamental Ría-Novosti, que es fundadora de Russia Today.
La decisión del Comité Estatal de la Propiedad ha sido anunciada en vísperas del 26º Congreso Mundial de los Periodistas, que comienza el próximo 28 en Moscú, y uno de cuyos temas es precisamente la libertad de prensa en Rusia. La iniciativa de desalojar la APR es la respuesta de las autoridades a la posición cívica de los periodistas rusos, según un comunicado firmado por varios defensores de derechos humanos, como Yelena Bonner, la viuda del premio Nobel de la Paz Andréi Sájarov, y Svetlana Gánnushkina, del comité Ayuda Cívica y Memorial. "Los periodistas honrados se encuentran hoy en la vanguardia, defendiendo los intereses sociales y los principios humanísticos y democráticos" y son "asesinados, juzgados, despedidos, censurados y perseguidos con todos los medios posibles", señalaban los firmantes. En los locales de la APR se alojan actualmente entidades tan prestigiosas como la Fundación Glasnost, que dirige Alexéi Símonov, y el Centro de Periodismo en Situaciones Extremas, que encabeza Oleg Panfílov.
Otro caso preocupante afecta al Servicio de Noticias Ruso (SNR), que surte de información a las emisoras del consorcio Russkaia Mediagruppa, donde cuatro periodistas han presentado su dimisión y se han despedido como respuesta a la censura introducida por su director. El responsable prohibió informar sobre las marchas organizadas en distintas ciudades por la Otra Rusia, la coalición de fuerzas que se oponen al Kremlin, según informó al diario Kommersant el periodista Artiom Jan, que renunció a su trabajo por razones éticas.
Asimismo, el SNR prohibió materiales críticos con los grupos juveniles al servicio del Kremlin que bloquearon la Embajada de Estonia en Moscú, y exigió que un 50% del tiempo de emisión como mínimo estuviera ocupado por "noticias positivas".
Los problemas no se limitan únicamente a la prensa rusa. La televisión estatal austriaca (ORF) ha visto anulada la entrevista que tenía apalabrada con el presidente, Vladímir Putin, en vísperas de la visita que emprende a Viena mañana. La Administración del Kremlin anuló la cita prevista para el lunes después de que la ORF se negara a retirar o alterar un anuncio del viaje del líder en el que figuraban unas imágenes de la guerra de Chechenia, que los representantes de Moscú consideraron como "hostiles".
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