14 marzo 2007

futura debacle política

Por: Yoel Markus

Amir Peretz observa su imagen pública en el espejo y se estremece. Lo tratan como un idiota. Ehud Olmert observa en el espejo su posición como Primer Ministro y ¿qué es lo que ve? Un gobernante que ha perdido la confianza de su pueblo. Ambos elevan sus miradas hacia el horizonte, y allí descubren a la Comisión Winograd imponiendo su veredicto. Y ambos reflexionan, no precisamente quién saldrá mejor de ella, sino, quién se verá menos perjudicado: ¿acaso el ministro de Defensa -que en toda su vida nunca ha visto un mapa de batalla- o un Primer Ministro que, debido a motivos personales, designó como ministro de Defensa a un novicio?
Mientras el Veedor del Estado, Mija Lindenshtrauss, afila sus uñas ante sus presentaciones terroríficas en la Knesset, en la reunión del Gobierno, se origina una riña de gallos entre el Primer Ministro y su ministro de Defensa. Peretz, que ya sabe que en unos meses más perderá su cargo, comienza a referirse al tema que mejor domina: la crisis sobre del interminable retraso del pago de sueldos a los empleados de las municipalidades. "¡Ese tema no está en el orden del día!", vocifera Olmert. Peretz responde: "¡Tú no eres la única autoridad aquí y no me taparás la boca!". Olmert, rojo de ira y elevando su tono de voz: "¡Hoy se escucharán en el Gobierno sólo reportes!". Y Peretz responde: "¡No serás tú quien nos ordene sobre qué hablaremos!. ¡Acá no hay dictadura!". El estilo de ambos puede calificarse de salvaje, así lo testimoniaron los consternados ministros.Un ex ministro manifiesta en una entrevista que el Primer Ministro es igual a todos, no es el único dueño de casa. Y que no tenía razón alguna en cerrarle la boca a un ministro que deseaba opinar. Incluso entre los primeros ministros más representativos en la historia del Estado no ha sucedido que alguno le haya tapado la boca a un ministro. En los tiempos de Golda Meir, e indudablemente con Menajem Beguin, todos se manifestaban. Hubieron reuniones que duraron 20 horas. El concepto "tú no hablarás" nunca existió. ¿Cuán sagrada puede ser una expresión fijada por el Primer Ministro, como "La reunión de hoy está dedicada sólo a reportes"?Este enfrentamiento personal se origina debido a que tanto Olmert como Peretz se encuentran tensionados emocionalmente. Su futuro político depende del "filo de la navaja", igual que el título del libro de William Somerset Maugham. El que resbala por él, perdonen la similitud, perderá su virilidad política.Allegados al Primer Ministro, minimizaron la importancia del suceso. "Fue un episodio insignificante", dijeron. También en círculos cercanos a Peretz, aminoraron la gravedad del hecho. "Olmert estaba muy nervioso, y Peretz con poca paciencia. Entre ellos ya existieron desavenencias peores". Por ejemplo, cuando Olmert intentó expulsar a Peretz de la Cartera de Defensa el día que Dan Halutz renunció al cargo de Comandante General de Tzáhal.En realidad, ambos aguardan, sin demasiado optimismo, el informe de la Comisión de Investigación Winograd. El hecho que Peretz inició sus funciones como ministro de Defensa sólo nueve semanas antes de que estallara la guerra, no significa que esté exento de responsabilidad ministerial. Pero la situación de Olmert como Primer Ministro tiene connotaciones peores: primero, por la designación de Peretz como ministro de Defensa en lugar de otorgarle el cargo de ministro de Hacienda. Segundo, por el hecho de autorizar dicha guerra, cuya realización y espíritu contradicen los principios elementales estipulados por David Ben Gurión, y sobre los cuales se ha regido el Ejército de Israel durante todos estos años:1. Trasladar la Guerra a territorio enemigo. 2. Completar las acciones con extrema rapidez.En esta guerra sucedió exactamente lo contrario: Hezbollah fue quien la llevó a territorio israelí por medio de los misiles que cayeron sobre las población civil durante 33 días, y Tzáhal -en vez de conformarse con fuertes y compactas acciones de réplica- prolongó la guerra sin determinar objetivos concretos. Los que fueron secuestrados, aún no están con nosotros. Definitivamente una vergüenza.No es seguro que una vez presentado el informe Winograd, Olmert pueda continuar en sus funciones como Primer Ministro. Seguramente no si el Veedor del Estado adjunta al mismo el paquete de sospechas una larga lista de acontecimientos presuntamente delictivos. Tanto Olmert como Peretz se desesperan con su situación catastrófica en los sondeos que ambos reciben, aún antes que el Veedor y la Comisión de Investigación finalicen sus tareas.La Comisión Winograd podría provocar una debacle política en la que todo puede suceder. Kadima, podría desmembrarse, los ex miembros de Avodá en Kadima, regresararían a Avodá; los ex miembros del Likud se reintegrarían nuevamente al Likud e instalarían a ‘Bibi’ Netanyahu al frente de un nuevo Gobierno sin la necesidad de organizar nuevas elecciones parlamentarias. Olmert, quizá, salga de esto (o tal vez no). De todas maneras, también cabe la posibilidad de que Kadima y Avodá formen una coalición gubernamental con Tzipi Livni a la cabeza y Ami Ayalón o Ehud Barak como ministro de Defensa. A las puertas de un caos político, ¿quién sabe?, incluso Shimon Peres podría renunciar a su candidatura a la presidencia para alistarse, a sus 84 años, "a salvar a la Patria" como próximo Primer Ministro de Israel.

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